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Estas Navidades han sido un poquito diferentes a las que tradicionalmente celebramos en casa, hasta ahora, todos los años las celebrábamos en Barcelona, unos días con la familia de mi madre, otros con la de mi padre, otros con mis suegros... pero este año mis queridos abuelitos ya no estaban y no queríamos pasarlas aquí sin ellos, así que nos fuimos los días de Navidad a nuestra casa en la Costa Brava donde estoy segura que descansan sus almas, porque es el sitio donde ellos iban cuando eran felices, cuando en sus vidas sólo existía la alegría, el derroche de felicidad y las risas. Estoy segura que mis abuelos (maternos), están en esa playa viendo las islas Formigues a lo lejos y disfrutando cada día de una puesta de sol como esta:
