Creo que la piña se ha convertido en una especie de fetiche en mi vida, me encanta como queda una piña en la estantería de mi salón, en serio, me flipa. La piña es como un elemento de decoración entre kitsch y hortera (bueno, kitsch en realidad significa eso pero cuando lo haces con clase... o no) en fin, que me ha dado por fotografiar piñas y he tenido que hacer esta tarta de piña, versión invertida.
Y diréis ¿qué es una tarta invertida? pues es un upside down cake, o sea, un pastel boca abajo. ¡mola eh! Pues éste ha sido el reto del mes de un grupo de chalados del postre y no podía fallar, así que he aquí mi aportación: un pastel de piña y jengibre invertido. ¡Qué bonito, qué buenito y qué chulo de hacer! Debo confesar que parte de esta obsesión me la ha pegado Miranda, la sigo en su blog e instagram y le he visto piñas por todas partes y cuando vi esta receta en la última revista de Donna Hay vi la luz!
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Mientras hacía esta tarta, hace ya un par de semanas, no podía dejar de pensar en el verano, en un paraíso tropical, en un cóctel en mi mano, mi hijo jugueteando con las olas, mi novio diciéndome lo guapa que soy y el cuerpazo que tengo este verano de 2014... ¡DIIIIIINNNNNGGGG! leches, el horno, ¡Carolina, ya estás soñando despierta otra vez! vuelve a la vida real nena, los pelos de loca, las horas pasando a velocidad de la luz, la casa patas arriba, el niño con mocos, el gimnasio que dan palmas cada vez que les llega mi recibo (debo ser la socia más rentable de la historia)... en fin... que vuelvo a ver qué tal está mi pastel de piña en el horno y me doy cuenta que la vida no es tan mala, trabajo haciendo lo que me gusta, gano lo justo para sobrevivir pero me compensa, sin duda, a pesar de estar más de 12 horas al día sin parar, a pesar de trabajar sola y en casa, a pesar de todos los pesares eso me hace inmensamente feliz y más ahora que he lanzado mi propia web de diseño de blogs low cost de la que me siento muy orgullosa, no puedo aceptar todas las peticiones de diseño que me gustaría por falta de tiempo (u organización, también es posible) pero para quien le va bien pues le doy fecha para de aquí a uno o dos meses, según pueda, esto junto mi colaboración con María Lunarillos y Cocina con BRA, ¡mi pasión convertida en trabajo!
Bueno, y a lo que os interesa, que ya sabéis que a mi me dan un papel y un boli y no hay quien me pare (bueno, en este caso un teclado y una pantalla pero me habéis entendido, ¿a que sí?, pues eso, tomad, apuntad y preparad:
Tarta de piña y jengibre invertida
o pastel de piña al revés o upside down pineapple cake (o lo que os dé la gana)
Ingredientes:
Para el bizcocho:
- 190 g de mantequilla a temperatura ambiente (cortada a dados)
- 275 g de azúcar fino (caster sugar - de venta en carrefour o tiendas online)
- 3 huevos "L"
- 300 g de harina de todo uso (la normal)
- 1 cucharada de jengibre molido
- 1 1/2 cucharadita de levadura
- 1/2 cucharadita de bicarbonato de soda
- 60 g de almendra molida
- 250 ml de buttermilk (si no tienes puedes hacerlo tú mismo con: 250 ml de leche 4 cucharaditas ó 5 ml de limón exprimido)
Para el sirope de piña:
- 450 g de piña, descorazonada y cortada a láminas finas cortadas verticalmente (más o menos media piña)
- 110 g de azúcar super fino (caster sugar)
- 375 ml de agua (es lo mismo que 375 g de agua)
- 20 g de jengibre entero pelado y cortado a láminas
Cómo hacer el bizcocho de piña y jengibre
- Precalentamos el horno a 180ºC. Para hacer el sirope de piña pondremos la piña, el azúcar fino (110g), el agua (375 ml) y el jengibre laminado (20g) en una sartén o cacerola baja y llevamos a ebullición a fuego medio. Cocemos durante 10 minutos o hasta que la piña esté reblandecida.
- Con cuidado quitamos las rodajas de piña y la dejamos en un plato para que se enfríe ligeramente. Volvemos a poner el sirope al fuego y cocinamos durante 6-8 minutos a fuego medio alto o hasta que haya espesado un poquito. Sacamos el jengibre y lo tiramos. Reservamos el sirope.
- Engrasamos un molde redondo de 22 cm de diámetro y ponemos papel de hornear en las pareces (yo tuve que cortar dos tiras del mismo grosor que la altura del molde para que me llegara a dar la vuelta). Ponemos la piña en la base (mirar el vídeo para ver cómo la he puesto) y volcamos la mitad del sirpoe por encima, el resto lo reservamos para el final).
- Ponemos la mantequilla (190 g) y el azúcar (275 g) en nuestro robot de cocina y batimos durante unos 8-10 minutos o hasta que la mantequilla haya blanqueado y esté cremosa. Bajamos los restos de las paredes y añadimos los huevos, uno a uno, sin dejar de batir.
- Tamizamos la harina junto con el jengibre, la levadura y el bicarbonato de soda y añadimos la mitad a la mezcla anterior batiendo a velocidad lenta, cuando esté combinado añadimos la harina de almendras (almendra molida) y el buttermilk, volvemos a mezclar a velocidad baja. Añadimos el resto de la mezcla de harina tamizada. Volcamos la mezcla sobre el molde con la piña y alisamos con una espátula.
- Ponemos en una bandeja en el centro del horno y horneamos durante 1 hora. En ese momento cubrimos con papel de aluminio (no hace falta que quede muy bien cubierto...) y horneamos durante unos 15-20 minutos más o hasta que al pinchar con un cuchillo éste salga seco. Dejamos enfriar en el molde durante 10 minutos.
- Mientras la tarta se enfría, ponemos el sirope que nos ha sobrado al principio en un cazo a fuego medio y llevamos a ebullición, lo dejamos unos 3-4 minutos hasta que haya espesado ligeramente.
- Damos la vuelta al pastel sobre un plato o fuente y con mucho cuidado lo levantamos. Servimos el pastel con el sirope caliente por encima. ¡Queda delicioso con acompañamiento de helado!
2 comentarios:
Tiene que estar de vicio. Este fin de semana la pruebo. Gracias por compartir la receta. Besines.
Tartas Madrid
QUE BUENA . ME LA APUNTO !!
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