Una masía del s. XVII, días de mar y Tramuntana, noches en la terraza viendo las estrellas... una cocina con vistas a un patio con plantas. Este ha sido mi sueño de verano, hecho realidad.
Nos hemos alojado en el pueblo medieval de Cruïlles, en pleno Empordà. Hemos rescatado una vieja barca que pasó de ser de mi abuelo en el año 1973 a mi tío Nacho que falleció hace ya unos años. Nadie quiso comprarla por alguna razón y Yago y yo decidimos quedárnosla, cumpliendo así nuestro sueño.
El pueblo está a escasos 6 minutos de La Bisbal, donde iba a diario a comprar fruta y verdura, pan, leche, huevos... Con el calor que ha hecho este agosto, he preferido comprar al día porque ni la nevera aguantaba la temperatura exterior.
Un día, paseando, descubrí una pequeña tienda de quesos de oveja, entré con Maia y probamos la leche de oveja y los yogures. La mejor leche que he probado en mi vida y mira que la de oveja no me gustaba. Pues quedamos enamoradas de sus productos. Tanto que decidí preparar esta receta de berenjena parmigiana con su queso fresco. Si no encontráis este queso, siempre podéis usar ricotta, aunque os recomiendo infinito que si estáis por la zona de La Bisbal en l'Empordà, vayáis a su tienda.